Este caso práctico se encuentra relacionado con:
Una investigación de la Oficina del Inspector General (OIG) descubrió pruebas de malversación continua, prácticas fraudulentas y connivencia entre 2010 y 2014 por parte de un subreceptor de subvenciones del Fondo Mundial.
La investigación de un subreceptor por parte de la OIG en relación con las subvenciones de VIH/sida se inició tras un control aleatorio del Agente Local del Fondo quien descubrió documentos sobre gastos falsificados y extraviados.
La investigación de la OIG confirmó las conclusiones iniciales del Agente Local del Fondo y destapó nuevas pruebas sobre la falsificación de documentos justificativos de billetes de avión, tarjetas de embarque, facturas de hotel, combustible para vehículos y recibos de material de oficina. Los investigadores encontraron pruebas de que siete miembros del personal del subreceptor y tres consultores externos habían actuado en connivencia. La connivencia permitió a estas personas malversar fondos de diversas maneras, como por ejemplo: inflando el número de personas que participaban en reuniones y cursos financiados con las subvenciones; exagerando su duración; declarando mayores cantidades de las realmente pagadas a los establecimientos hoteleros para estos eventos; y actuando en connivencia con el personal hotelero y otros organizadores de eventos para recibir comisiones. La investigación reveló que se habían presentado recibos falsificados de pago de prestaciones diarias en concepto de dietas (viáticos) y gastos de viaje.
La OIG concluyó que el subreceptor no tenía un sistema eficaz de controles internos para salvaguardar las subvenciones financiadas por el Fondo Mundial y que el Receptor Principal de la subvención tampoco hizo un seguimiento eficaz de la ejecución y la utilización de los fondos por parte de su subreceptor. Aunque el Receptor Principal llevó a cabo controles aleatorios de los procedimientos contables y financieros del subreceptor en 2012 y 2014, la supervisión fue escasa y resultó ineficaz para detectar o prevenir el fraude.
Tras el resultado de las averiguaciones producto de la investigación de la OIG, la Secretaría del Fondo Mundial puso fin a su relación con el subreceptor y ha prohibido que las personas identificadas en la investigación ejecuten en el futuro las subvenciones financiadas por el Fondo Mundial.
Un agente fiscal externo se encarga ahora de hacer seguimiento y validar todos los gastos relacionados con los viajes y los cursos, y de garantizar que se paga a todos los proveedores mediante transferencia bancaria y no con dinero en efectivo. Una supervisión eficaz contribuye a asegurar que los fondos sirven para prestar los servicios previstos.
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